A partir de 2010, un mundo que parecía estanco, se moviliza. Durante décadas los países del llamado “mundo árabe” parecían despertar y rebelarse frente a una realidad social y política de dictaduras militares, algunas hereditarias, otras disfrazadas de pseudodemocracias, y otras realidades (países de la península arábiga), bajo monarquías absolutas y legislaciones y cultura oficial dominante teocrática (islámica), en sus peores versiones totalitarias. Los jóvenes tomaron las calles. Un incidente, el suicidio del hasta entonces anónimo, Mohamed Bouzizi, un vendedor ambulante de frutas, de las calles de la ciudad tunecina de Siddi Bouzid, fue el detonante y el punto de partida de lo que se conoció la década pasada como “las Primaveras árabes”, un movimiento en cascada que movilizó a las sociedades desde Africa del norte hasta Irán. Movimientos inicialmente pacíficos y prodemocracia y libertades, sofocados por las pinzas de la contrarrevolución en pinza entre fuerzas del statu quo que luchaban sus particulares guerras frías y de intereses entre sí, pero que en todos los casos vieron en la posibilidad de democracia un enemigo a abatir, por ver peligrar sus privilegios. Pero quedan ecos.
UN INCIDENTE FUE LA CHISPA QUE ENCENDIÓ REVUELTAS:
En un pequeño país norteafricano, Túnez, la humillación de un
joven vendedor ambulante, Mohamed Bouazizi,
por parte de la policía, tuvo por reacción que frente a oficinas
gubernamentales el muchacho decidiera autoinmolarse echándose gasolina y
prendiéndose fuego, un método similar al seguido por jóvenes de cultura budista
en el Tibet, frente a la anexión china, o en Vietnam, como protesta por la
guerra, en los años 70. Lo que en términos del sociólogo francés del siglo
XIX, Emile Durkheim, fue llamado
“Suicidio altruista”, en este caso como protesta social, ante una situación que
afectó profundamente su dignidad como persona,
y que en un acto de desesperación, quiso mostrar con su inmolación la
injusticia de un sistema, de un régimen, sin dañar a otras personas, a
diferencia de los jóvenes inmolados en atentados terroristas que propugnan la
ideologías islamistas.
Egipto: 28 de enero de 2014: manifestantes
prodictadura militar en apoyo al Mariscal Abdelfatah Al Sisi le expresan su apoyo, portando botas militares sobre sus cabezas.
NOS QUEDAN LOS ECOS,
LA ESPERANZA, LA CALLE Y LAS LUCHAS CIVILES Y PACIFICAS QUE ORADARÁN LAS DICTADURAS
Y REGIMENES COMO LAS GOTAS DE AGUA A LAS PIEDRAS
La historia, sin embargo, da muchas vueltas y
la memoria colectiva en algún momento recuperará la esperanza y las calles. Las
sociedades están mostrando un dinamismo y un rápido cambio en cuanto a
mentalidades. Todas tienen como común denominador que sus pirámides de
población, sus mayorías, son jóvenes, que no encuentran posibilidades de
desarrollo y empleo en sociedades acaparadas por poderes fácticos, aunque hay
esperanzadoras clases medias en muchos que promueven caminos de modernización
en algunos aspectos y secularización. Desde movimientos ciudadanos que tomaron
las calles en Líbano, uniéndose contra los partidos tradicionales y sistema de
reparto de poder por sectarismo religioso, hasta movimientos feministas, LGTB,
de minorías étnicas (Amazhig, kurdos, asirios), prohibidos e invisibilizados
por regímenes y políticas nacionalistas
árabes asimilacionistas, y por monarquías
feroz y medievalmente islamistas. Incluso hay un dato muy curioso que nos dan
encuestas sobre creencias religiosas que se hacen anualmente en países de la
región y donde se demuestra que año a año, está creciendo el ateísmo en forma
acelerada entre los jóvenes, tras la ola de islamización que empezó en los años
80 y parece ir declinando. Han surgido blogueros,
militantes del laicismo y los derechos humanos, e incluso hay cada vez más movimientos de exmusulmanes (estos
especialmente en Europa), en muchos
casos desgraciadamente con discursos antimusulmanes muy radicales y en sintonía con
las extremas derechas occidentales.
LAS REVOLUCIONES DE LA DIGNIDAD Y LA CULTURA: DE ABU EL QASEM ESHAABI A EMEL MATHLOUTHI
Queda la memoria, queda la esperanza.
“Zawrat al Yasmin” (revolución de los
jazmines) o “Zawrat al Karama”
(Revolución de la Dignidad), son dos de los nombres con los que la población
tunecina, y por extensión, el resto de sociedades de lengua y cultura árabe,
bautizaron al levantamiento e imparable serie de manifestaciones populares,
mayormente encabezadas por jóvenes y mujeres, irrumpieron en 2010, en las calles
para decir basta: basta de dictaduras, basta de pobreza, basta de censura y de
silencio, basta de no tener esperanza. Bajo el lema “El karar kararna” (la decisión es nuestra), y “el Shaa3b iurid isqat el nizam” (El pueblo quiere la caída del
régimen).
En Túnez, entre los años 20 y 30 del siglo
pasado, hubo un poeta, fallecido muy joven, Abu el Kasem Eshaabi (1909-1934),
cuyas poesías, luego hechas canciones, se convirtieron en verdaderos himnos
contra las tiranías, por la libertad y contra el colonialismo, inspirando las
luchas de las independencias. Canciones que incluso se oyeron nuevamente en los
levantamientos palestinos (intifadas) como la famosa poesía/canción “La voluntad de vivir”. Y también el poema “A los tiranos del mundo”.
La canción “La voluntad de vivir” con imágenes de
manifestaciones en Marruecos, por reformas sociales y democráticas motorizadas
por el “Movimiento 20 de febrero” con especial presencia en la región del Riff
(norte de Marruecos).
A LOS TIRANOS DEL MUNDO
¡Oh, gran villano despótico e injusto,
amante de las tinieblas
y enemigo de la vida!
Del sufrimiento de un pueblo
desvalido te has mofado,
mientras que con su sangre
te tiñes las manos.
Ahora desfiguras la magia de vivir
y siembras las espinas
de la pena en lo alto de la tierra.
¡Despacio! No te apresures.
¡Que no te engañe la primavera
ni la serenidad del firmamento,
ni la luz de la mañana!
En la inmensidad del horizonte
estarán acechando el terror de la oscuridad,
el estruendo de los truenos
y el impetuoso soplo de los vientos.
¡Cuidado! ¡Ten cuidado! No te confíes,
que, debajo de las cenizas, viva estará la llama.
Y quien siembra espinas recoge heridas.
¡Intenta meditar!
Allí, donde has decapitado cabezas,
has segado las flores de la esperanza,
allí, donde, con lágrimas,
al corazón de la tierra has embriagado
y, con sangre, has apaciguado sus latidos,
te arrasará la furia de los torrentes,
torrentes de sangre, y te devorará
la cruenta y ardiente tempestad.
EMEL MATHLOUTHI
Se trata de una joven cantautora tunecina, nacida en 1982. Con una hermosa y
potente voz, como artista y activista social, se hizo famosa en todo el mundo
árabe por su canción, compuesta en 2012, “Kelmti
horra”, que en árabe tunecino significa “Mi palabra es libre”. Esta canción se convirtió en el himno de la
revolución de los jazmines y de las llamadas entonces “primaveras árabes”. El gran éxito de esta canción la llevó a interpretarla
el 11 de diciembre de 2015, durante la ceremonia de entrega del Premio Nobel de
la Paz 2015 en Oslo, que fue otorgado al Cuareto para el Diálogo Nacional Tunecino. El repertorio de Emel, es bien extenso y es una pena que no
se la conozca en América Latina. Compartamos la profunda letra de esta canción,
y entenderemos su fuerza movilizadora como himno de miles de jóvenes en las
calles pidiendo caída de regímenes autoritarios y cambios democráticos. Una vez
leída la letra, y para finalizar, l@s
invito a escuchar la canción.
MI PALABRA ES LIBRE ("KELMTI HORRA")
“Soy aquellos que son libres y no tienen miedo
Soy los secretos que nunca morirán
Soy la voz de aquellos que no se dan por vencidos
Soy la intención en medio del caos
Soy el derecho de los que están oprimidos
Esos que son vendidos por los perros (el gobierno, el
régimen)
Aquellos que robaron al pueblo su pan diario
Y cerraron puertas en la cara de las ideas.
Soy aquellos que son libres y no tienen miedo
Soy los secretos que nunca morirán
Soy la voz de aquellos que no se rinden
Yo soy libre y mi palabra es libre
Soy libre y mi palabra es libre
No olvidéis el precio del pan
No olvidéis la causa de nuestra miseria
No olvidéis quien nos traicionó en nuestros momentos
de necesidad
Soy aquellos que son libre y no tienen miedo
Soy los secretos que nunca morirán
Soy la voz de aquellos que no se rinden
Soy el secreto de la rosa roja, aquel color que ha
sido adorado por años, cuya esencia enterraron con ella
Y quienes brotaron como fuego, llamando a aquellos que
eran libres
Soy estrella brillando en la oscuridad
Soy trueno en la garganta del opresor
Soy viento tocado por el fuego
Soy el alma de aquellos que no olvidan
Soy la voz de aquellos que no murieron
Vamos a hacer arcilla fuera del acero
Y construyamos con ella un nuevo amor
El cual se convertirá en pájaros
El cual llegará a ser país
El cual se tornará en viento y lluvia
Soy una y todas las personas libres del mundo unidas
Soy como una bala
Soy uno y todos los humanos libres del mundo unidos
Soy como una bala”
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Ricardo Georges |