LIBERTARIANOS: ¿LIBERALES, FASCISTAS O DARWINISTAS SOCIALES?

 



En una sociedad global, cada vez más interconectada por el avance de las revoluciones tecnológicas, en especial las de la comunicación, las tradiciones de pensamiento, además de en redes y organizaciones pannacionales, también se agrupan en Think Tank (Laboratorios de ideas), que desarrolla estrategias mediáticas “enlatadas”, (que se replican en distintos países cuando se experimentó que dieron resultado). Entre estos laboratorios de ideas, que promueven a políticos con aspecto y pensamiento serial, incluyendo peinados raros, de preferencia rubios, destaca, para el marco internacional del tema que nos ocupa, la Red Atlas, o Fundación Atlas Network. Esta ONG, fundada (con distintos nombres) en 1981 por el británico Sir Antony Fisher en tiempos de la “revolución conservadora” de los entonces primer ministra británica Margaret Thatcher y presidente estadounidense Ronald Reagan. Actualmente tiene sede en Estados Unidos, vínculos con el Departamento de Estado, especialmente en el período de Donald Trump, y con la organización Anticomunista Fundación Nacional para la Democracia (NED). Con el objetivo de “Promover políticas de libre mercado en el mundo”, contaría entre sus sponsors con donantes de la talla de EXXONMOBIL y la tabacalera Philips Morris, siendo su pope económico el neoliberal Milton Friedman.

Ensayos de laboratorio mediante, han lanzado campañas en la última década que llevaron al poder a Donald Trump en Estados Unidos, Boris Johnson en Gran Bretaña, Jair Bolsonaro en Brasil y en Argentina con fuertes posibilidades de triunfo, al economista Javier Milei.


VENDER LO VIEJO  Y FRACASADO COMO NUEVO, JOVEN Y REBELDE:

Esta “nueva derecha”, ultraconservadora en todos los temas y ultraliberal únicamente en economía, se presenta, paradójicamente, como LIBERAL, y como LIBERTARIA, vistiendo un nuevo traje, “ANARCOCAPITALISTA”, y un nuevo lenguaje y praxis, que tiene como señas reconocibles, y a la vez estrategia de comunicación, la excentricidad disruptiva (cuidada y cultivada) de sus candidatos, lo que les asegura una fuerte presencia mediática y que se hable de ellos. Las expresiones antiderechos, el minimalismo estatal, excepto en materia de seguridad (de la propiedad), el antieuropeismo en el caso de sus referentes en Europa, el autoritarismo en sus expresiones y el jugar en los límites del sistema democrático, al que erosionan. Un nuevo tipo de populismo de extrema derecha, que tiene como aliados a partidos neonazis y racistas como VOX en España y que en Argentina tiene entre sus cuadros a figuras vinculadas a la última dictadura militar.

La estrategia es apuntalar a un público joven, con un lenguaje fresco, reactivo a las conquistas de nuevos derechos, con un gran uso de redes sociales, aires de estrella de rock, y un lenguaje gritón, que puede hacer uso de teorías de la confabulación y “antisistema”, adoptando términos de algunas neoizquierdas como PODEMOS en España, donde se comenzó a hablar de “castas políticas” (en época de Pablo Iglesias), adoptado sin ruborizarse por Javier Milei. Otro elemento común es vincularse a las Iglesias Pentecostales y Neopentecostales de la “Teología de la Prosperidad” o “cristianos sionistas”, por lo cual ponen a Israel y al traslado de las embajadas a Jerusalem como guiño a estos sectores crecientes en la sociedad latinoamericana, y a la ultraderecha israelí.

 

¿PERO SON FASCISTAS, LIBERALES O DARWINISTAS SOCIALES?

Cuando se habla de los “LIBERTARIANOS”, se lo hace desde una perspectiva económica, y en lo que ellos se referencian, como discípulos de la hasta entonces poco conocida “Escuela Austríaca de Economía”. Pero resulta que si se los analiza con un prisma sociológico, su ontología (discurso acerca de la naturaleza humana), valores y proposiciones se enmarcan en las viejas ideas de los darwinistas sociales de fines del siglo XIX y principios del XX. Hubo varias corrientes del darwinismo social. La clásica, de Herbert Spencer, apuntaba más a la relación entre individuos y a la sociedad como lucha de individuos donde los más aptos gobiernan y obtienen riquezas, como un producto de la selección natural, donde el Estado no debe intervenir. Ya contenía ideas biologisistas racistas, pero más en otros autores que en Spencer teorías que en el siglo XX llegaron a hablar de luchas de razas o de Estados, que condujeron a las expansiones coloniales y su legitimación racialista, al propio nazismo o a ser reactivos respecto a los movimientos por la igualdad de las mujeres. Este racialismo no está presente en los discursos de los libertarianos, pero sí son enteramente spencerianos, como voy intentar demostrar. La diferencia principal entre Liberales y darwinistas sociales es que los primeros hablaron de que la sociedad y los gobiernos debían garantizar la igualdad formal y la igualdad de oportunidades en condiciones de vida o de nacimiento desiguales, mientras que los darwinistas sociales que conciben a la sociedad como una extensión de la naturaleza y sus leyes, especialmente la idea de la “supervivencia de los más aptos” (distorsionando los postulados de Darwin, que hablaba de capacidad de adaptación, y no sólo de competencia como estrategia, sino también de cooperación), con lo cual, El Estado sólo debe garantizar el orden y la seguridad y no meterse con la “cuestión social”.

Fascistas no son, pese a que en América Latina indebida y popularmente es usual que cierta izquierda  llame“facho o fascista” a los liberales y neoliberales y, como en este caso a darwinistas sociales de libro. Y pese al coqueteo que los “libertarianos” con sectores neofascistas e incluso neonazis europeos, y a que referentes de la Escuela Austriaca de economía vieron y elogiaron a los nazis como “salvadores del comunismo”. No son fascistas porque el sujeto social de los fascismos es la idea de Nación, y de lucha “campista” por el control de recursos entre Estados y a una idea estatista (que no socialista) en el control de recursos, sin separación de poderes, partidos políticos o parlamentos.


DE HERBERT SPENCER (1820-1903)  A LOS LIBERTARIANOS CONTEMPORÁNEOS

Spencer toma de Malthus, y no de Darwin, la idea de la supervivencia del más apto.

La selección natural, idea central de esta teoría, consiste en que solo los más fuertes sobreviven, se imponen y se aprovechan de los grupos más débiles.

En la doctrina de Spencer el principal criterio para orientar la decisión social es la eficiencia. La acción social, individual para Spencer es el beneficio e interés mutuo y se plasma en el contrato. La única función del Estado es que sea un garante de los contratos y el derecho de propiedad.

Spencer formula diez principios básicos, de los que reproduzco ocho, en base al texto de Alvaro Espina “El Darwinismo social: De Spencer a Bahegot”.:

1-      Gobierno mínimo, atomismo e individualismo metodológico: “Las actividades sociales son el resultado colectivo de los deseos individuales. La organización comercial es hija de los esfuerzos de los individuos para realizar sus fines particulares. Los gobiernos han entorpecido y perturbado este desenvolvimiento. Su única aportación positiva es mantener el orden público”.

2-      “La intervención del Estado en el proceso de distribución es un acto de confiscación”.

3-      “Cualquier intervencionismo es futíl e insostenible, porque inevitablemente se impondrán las leyes naturales”.

4-      Credo monista en los principios de la lucha por la supervivencia y de la selección natural de las especies, como pauta unitaria capaz de interpretar toda la experiencia de la historia de la humanidad. Esto queda claro en estas citas:

    "(Salvo en la niñez, donde se está al cuidado de la familia) Durante todo el resto de su vida el individuo recibe beneficios proporcionales a su mérito, recompensas equivalentes a sus servicios. Por mérito y servicios entendemos... la capacidad de procurarse alimentos, de asegurarse un abrigo, de escapar a los enemigos. En competencia con los individuos de su propia especie y en lucha con los de otras especies el individuo degenera y sucumbe, o se multiplica, según sus dotes".

5-      Dos regímenes antagónicos:  (La protección del)  Estado o la eficiencia: dirá que como “Las sociedades humanas están en lucha o competencia unas con otras; deben ser consideradas como verdaderas especies o variedades. La intrusión, aunque sea parcial, del régimen de la familia en el régimen del Estado producirá resultados funestos. Criticando cualquier política de protección social del Estado dirá: "un régimen contrario (se refiere a protección social), si pudiera mantenerse, sería con el tiempo funesto para la especie. Si los beneficios obtenidos por el individuo fuesen proporcionales a su inferioridad,.... se favorecería la propagación de los individuos inferiores y se entorpecería la de los mejor dotados: la especie degeneraría progresivamente y bien pronto desaparecería ante las especies que compiten y luchan contra ellas" "La sociedad, no puede intervenir en la acción de dos principios opuestos (Protección social o eficiencia), bajo cuya influencia han adquirido todas las especies la aptitud para el modo de vida que poseen, y a los cuales deben el conservar esta aptitud.”

6-      Contra las políticas sociales: En su obra “El hombre contra el Estado” (1884), hace un balance de la Ley de Pobres de Inglaterra promulgada en 1834 y dice. Comenta que cuando se dieron ayudas a las madres solteras,  “Las contribuciones para los pobres se cuadruplicaron en cincuenta años; y las madres solteras fueron preferidas para contraer matrimonio en busca del socorro de la caja de pobres; muchos contribuyentes pasaron al pauperismo”. Es decir, que las leyes de pobres multiplican los efectos  que quieren paliar, por ejemplo fomentarían un aumento de madres solteras, y de hombres interesados en ellas para tener una pensión. La ley de pobres ha favorecido el hábito de la imprevisión y  ha multiplicado el número de imprevisores, hasta el punto de que hoy, como remedio a los males causados por la caridad obligatoria, ya se invoca la necesidad del Seguro Obligatorio”. 

7-      Ley de reproducción de las estructuras creadas: en el mismo sentido se refiere a la Educación a los sectores populares como una política social, "una loca idea" con consecuencias funestas (para las clases dominantes claro), y no como un derecho. No comparten la idea liberal de que deban favorecerse igualdad de oportunidades: “En lo que se refiere a la difusión de la educación, las consecuencias pueden resultar igualmente nefastas…, debido a su impacto sobre las aspiraciones populares y la acción política. La educación del pueblo propaga la lectura de escritos que alimentan ilusiones agradables, más que las de aquellos que se inspira en la dura realidad”. “La mejora de la educación despierta el deseo de la cultura, la cultura despierta el deseo de muchas cosas que se hallan fuera del alcance de los trabajadores. De aquí el descontento con que miran el presente estado de cosas, y cuanto más avanza la educación, mayor es el descontento”.

8-      Contra el Estado de Bienestar  bismarckiano: Aquí aparece ya el uso y abuso  de la palabra "Libertad", propia de los libertarianos modernos:  ”Toda regulación ( implican avanzar hacia el socialismo de Estado, pues toda forma de cooperación coactiva exige regulación y sumisión de los individuos a los agentes reguladores y a cambio de mayor bienestar material el individuo debe renunciar a la libertad, siendo este el camino a la servidumbre”. Es decir, entre la libertad y el bienestar o la seguridad material, se debe optar por garantizar la primera (en función del poder que se disponga) en detrimento del bienestar.

Video: La ultraderecha gana en Argentina | Javier Milei considera la justicia social como "una aberración"

Como puede verse, si comparamos las visiones acerca de la naturaleza del hombre,  de los “nuevos” emergentes “libertarios”, su discurso, claramente en el caso de Milei, es el mismo discurso y concepción acerca de la naturaleza del hombre y de lo que impulsa a las sociedades a evolucionar, que la  corriente darwinista social de pensamiento, reactiva a los derechos de los trabajadores, de los pobres, de las mujeres, de los pueblos colonizados. Ideología que llegó a construir  zoológicos humanos en Francia y Bélgica (prometo un artículo específico sobre el tema), escudado en el racismo y la idea de jerarquías humanas y sociales, que no se orientó, como los liberales de la Ilustración y clásicos, al bienestar general, sino al orden social jerárquicamente  organizado, donde los más aptos (sólo distinguibles por su riqueza y capacidad de acceso al poder). La sociedad “natural” que pregonan es estratificada y la única función del estado es garantizar la propiedad (de los que son poseedores) y la coacción física de las fuerzas del Estado para su seguridad. Hay una falacia implícita en todo este edificio teórico, y es que la desigualdad no es para ellos una injusticia, sino producto de la selección natural, sobre la que no se debe intervenir.

Lo que se busca con este argumentario es legitimar la “Ley del más fuerte”, para oponerse a cualquier tipo de reivindicación de derechos.  Aquella ley de la que  hablaba en la antigüedad clásica Tucídides, “que no hemos inventado nosotros, sino que la hemos encontrado ya, válida para todos los tiempos”. La ley establece que “el más débil debe estar sometido al más fuerte”; que la llamada justicia sólo vale “cuando la fuerza es igual en ambas partes”, mientras que “cuando uno de ellos es más fuerte, éste se hace con lo que puede, y el más débil tiene que conformarse con lo que le está permitido”. 

“El salario mínimo impide a muchas personas encontrar un empleo”. Milton Friedman

“La solución gubernamental a un problema es habitualmente tan mala como el mismo problema”.   Milton Friedman.

“La justicia social es una aberración”. Javier Milei

La idea de igualdad de oportunidades me parece una aberraciónJavier Milei

“La educación no es un derecho, porque alguien lo tiene que pagar Javier Milei

Como vemos, una vez más en la historia, esta corriente emerge, camuflada, en un contexto de cambios sociales por consolidación de derechos, crisis económicas, de descontento social, crisis de legitimidad de la clase dirigente de nuestros países, y hartazgo de las formas de ejercicio del poder clientelar en países donde es hegemónico el populismo tradicional, como Argentina, por una clase parasitaria que invoca su legitimidad en su supuesta representación de los intereses del pueblo.



Pero el presunto remedio, sin duda es peor que la enfermedad, que ya es grave y si en las elecciones de octubre asume el gobierno un líder mesiánico con estas ideas y programa político, el desencanto de los mismos que lo auparon al poder, que son en gran parte de sectores populares, serán los primeros en verse afectados por sus medidas y el peligro de estallidos sociales, de un nuevo 2001, es lamentablemente, bastante real.


Ricardo Georges