Estados Unidos e Israel anuncian otro paso más en la limpieza étnica y el genocidio progresivo del pueblo de Palestina


 




Ante la gravedad de los hechos, desde Puentes Sociales nos hacemos eco de la Declaración de la Cátedra de Estudios Palestinos de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, Edward Said, especializada en el estudio de genocidios del siglo XX y Derechos Humanos, y la interesante carta al presidente de Estados Unidos Donald Trump, del príncipe Turki Al Faisal, nieto del fundador de Arabia Saudita y presidente del Centro de Investigación y Estudios Islámicos de la Fundación Rey Faisal, en referencia a la limpieza étnica y genocidio en marcha en Palestina, por parte de Israel. Materiales que hemos seleccionado por su interés.

Declaración de la Cátedra de Estudios Palestinos de Filosofía y Letras Edward Said

Facultad de Filosofía y Letras (UBA)

El anuncio del presidente de Estados Unidos, Donald Trump y el primer ministro de Israel, Benjamin Netanhayu respecto de un plan para apoderarse definitivamente del territorio de Gaza y llevar a cabo un emprendimiento inmobiliario “para la gente de la zona”, previa reubicación permanente de sus habitantes, es un nuevo paso en el largo proceso de limpieza étnica de Palestina iniciado en 1948 y continuado a lo largo de 77 años ininterrumpidos. Conforma además una declaración sobre la continuidad y profundización del genocidio progresivo del pueblo palestino por parte del Estado de Israel; que ha producido matanzas, graves daños físicos y mentales y condiciones de vida calculadas para provocar la destrucción física total o parcial de los miembros de este grupo nacional. 

Tales actos se hayan contemplados en la definición de la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio en su artículo segundo. Debido a su vulneración el Estado de Israel está siendo juzgado ante la Corte Internacional de Justicia debido a la denuncia presentada por la República de Sudáfrica.

Estados Unidos promete que va a "nivelar el lugar y deshacerse de los edificios destruidos" y crear “un desarrollo económico que proporcione un número ilimitado de empleos y viviendas para la gente de la zona", que obviamente no beneficiaría a los palestinos. Serían colonos israelíes y estadounidenses, cómplices del genocidio, quienes disfrutarían la “Costa Azul de Oriente Medio" sobre las ruinas de las casas bombardeadas y los miles de cuerpos que yacen entre ellas.

El desparpajo y la brutalidad con lo que se anuncia semejante crimen colectivo de lesa humanidad son demostrativos de la impunidad con que operan ambos Estados colonialistas y del propósito que tienen de continuar violando en forma continua y cada vez más acentuada el derecho internacional: la Carta de las Naciones Unidas que prohíbe la conquista del territorio de otro pueblo, la Declaración Universal de los Derechos Humanos y todos los tratados que la complementan, especialmente la Convención sobre Genocidio.

El pueblo palestino sigue resistiendo ante la pasividad de la comunidad internacional –interrumpida por multitudinarias manifestaciones solidarias en países árabes y del Sur Global y en algunos países europeos y los Estados Unidos– el crimen continuado más brutal de las últimas décadas. Un crimen consentido y apoyado por los países que dicen defender la democracia y la paz universal. Así, mientras los líderes de la Unión Europea repudian la pretensión de anexión de Groenlandia por los Estados Unidos, apenas si rechazan tímidamente un proyecto de anexión que solo puede ser el resultado de una limpieza étnica de casi dos millones de personas en el marco de un proceso de genocidio. La tragedia palestina torna patente el doble discurso y la falsía de tantos gobiernos que no amparan lo que dicen proteger.

La Cátedra Libre de Estudios Palestinos “Edward Said” de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires convoca a la comunidad académica de nuestro país, a la sociedad civil argentina e internacional y a los gobiernos verdaderamente comprometidos con los derechos humanos a repudiar con fuerza e insistencia este ilegal e inmoral proyecto de anexión y genocidio programado. 



Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 5 de Febrero de 2025




Una carta a Donald J. Trump de parte del Príncipe Turki Al Faisal

La carta:
Estimado Presidente Trump,

El pueblo palestino no son inmigrantes ilegales que deban ser deportados a otras tierras. Esas tierras son suyas, y las casas que Israel destruyó son sus hogares, y las reconstruirán como lo han hecho después de anteriores ataques israelíes contra ellos.

La mayoría de las personas en Gaza son refugiados, expulsados de sus hogares en lo que ahora es Israel y Cisjordania por los anteriores ataques genocidas israelíes en las guerras de 1948 y 1967. Si deben ser trasladados fuera de Gaza, se les debería permitir regresar a sus hogares y a sus huertos de naranjos y olivares en Haifa, Jaffa y otras ciudades y pueblos de los que huyeron o de los que fueron expulsados por la fuerza por los israelíes.

Señor Presidente, muchos de los miles de inmigrantes que llegaron a Palestina desde Europa y otros lugares después de la Segunda Guerra Mundial robaron hogares y tierras palestinas, aterrorizaron a los habitantes y participaron en una campaña de limpieza étnica. Lamentablemente, Estados Unidos y el Reino Unido, los vencedores de la guerra, permanecieron impasibles e incluso facilitaron los desalojos asesinos de los palestinos de sus hogares y tierras.

Estados Unidos y el Reino Unido no querían recibir a las víctimas del Holocausto de Adolf Hitler, por lo que se contentaron con enviarlas a Palestina. En el libro Ocho días en Yalta, la autora Diana Preston menciona una conversación entre el entonces presidente estadounidense Franklin Roosevelt y su homólogo ruso, Joseph Stalin. Preston escribe: “La conversación giró en torno al tema de los hogares judíos. Roosevelt dijo que era sionista… Cuando Stalin le preguntó qué regalo planeaba hacerle [al rey saudí] Ibn Saud, respondió que su única concesión podría ser darle seis millones de judíos…”.

Afortunadamente, cuando el señor Roosevelt finalmente se reunió con Ibn Saud, el rey le quitó esa idea y le sugirió que los judíos fueran reubicados en las mejores tierras de Alemania como compensación por el Holocausto. Sin embargo, Harry Truman, el sucesor de Roosevelt, apoyó incondicionalmente la inmigración judía a Palestina y, finalmente, fue fundamental en la creación de Israel.

La violencia y el derramamiento de sangre que presenciamos hoy son el resultado de esa acción y de la complicidad británica con las ambiciones sionistas desde 1917 hasta entonces.

Señor Presidente, su declarada intención de traer la paz a Palestina es muy elogiada en nuestra región. Le sugiero respetuosamente que la forma de lograrlo es otorgar a los palestinos su inalienable derecho a la autodeterminación y a un estado con su capital en Jerusalén Oriental, como lo prevén las Resoluciones 181 y 194 de la Asamblea General de la ONU, así como las Resoluciones 242 y 338 del Consejo de Seguridad, y la Iniciativa de Paz Árabe.

Todos los países árabes e islámicos, así como la Autoridad Palestina, aceptan los términos de la Iniciativa de Paz Árabe para poner fin a las hostilidades y establecer relaciones con Israel. Ciento cuarenta y nueve países reconocen el Estado palestino. Por favor, haga que su país sea el número 150. No habrá paz en Oriente Medio sin abordar esta noble cuestión de manera justa y equitativa.

Sea recordado como el pacificador.


Príncipe Turki bin Faisal Al Saud, príncipe saudí y exfuncionario del gobierno que se desempeñó como jefe de la Presidencia General de Inteligencia de Arabia Saudita de 1979 a 2001. Es nieto del fundador de Arabia Saudita, el rey Abdulaziz, e hijo del rey Faisal. Es presidente del Centro de Investigación y Estudios Islámicos de la Fundación Rey Faisal.




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